Robert Howard - Resumen de Las Espadas de la Hermandad
Parte II
Al asimilar su situación, pensó Jack en el barco que divisó al atardecer y recordó al puritano misterioso quien sabÃa que aquel barco era de piratas. De repente uno de los rufianes se volteó hacÃa él para mirarlo, diciéndole a sir George que el huésped habÃa despertado, ante lo cual todos interrumpieron sus pasatiempos y comenzaron a burlarse de Jack. En ese momento sir George oscureció su rostro y le recordó el duelo, agregando que ahora la situación habÃa cambiado, momento en que Jack intentó liberarse, y en el ejercicio vio algo que no se percató al despertar, y es que en un rincón habÃa una mujer de dorados cabellos y pálido rostro y expresión temerosa, era Mary.
Jack enfadado desafió a los piratas a soltarlo y darle la oportunidad de batirse contra quien se atreviera, pero de los piratas sólo obtuvo más burlas, hasta que sir George les ordenó callar y a Jack le dijo que ya tuvo su oportunidad en el duelo y la desaprovechó, y ahora él tenÃa la situación controlada, agregando que morirÃa pronto y luego Mary cuando se cansara de ella, dando a entender con el tono y gestos que con, “cuando se cansara de ella”, se referÃa a asuntos desalmados. Mary quedó horrorizada ante esas palabras, y acto seguido sir George repasó su plan con el capitán Jonas Hardraker, el cual consistÃa en que los piratas zarparÃan antes del amanecer y arrojarÃan el cadáver de Jack en alta mar para que este nunca llegase a la orilla, y en dos meses volverÃan con el barco, y tras sus negocios de contrabando con sir George realizarÃan la misma operación para deshacerse del cadáver de Mary. Intertanto que aprovechó Jack de acercarse a la doncella para consultarle cómo llegó ahÃ, respondiéndole ella que le hicieron llegar una carta en la que reconoció su letra y firma, la cual decÃa que estaba herido y que lo fuera a ver a las rocas en la playa, y al llegar ahà unos hombres la atraparon, la redujeron, y la trasladaron a aquella bodega. Momento en que el primer oficial del barco de nombre Ben Allardine, expuso la idea que si el doble crimen salÃa a la luz perderÃan la posibilidad de seguir contrabandeando en la zona, ente lo cual sir George lo tranquilizó diciendo que pensarÃan que Jack y Mary se fugaron por amor, debido a que la familia de ella no lo aceptaban a él, y si se desasÃan de los cadáveres en alta mar el crimen serÃa perfecto y quedarÃan impunes.
Allardine se mostró preocupado ya que intuÃa la desgracia pese a ser todo lo convenido un buen plan, diciendo que los dÃas de la hermandad por la zona habÃan acabado, asà que mejor se sentirÃa en el Caribe. El capitán y sir George insistieron en lo contundente del plan para calmarlo, cuando escucharon un sonido de caÃda estrepitoso de arriba, ante el cual todos guardaron silencio y comenzaron a buscar sus armas mirando la escalera. El capitán intentó bajarle el perfil a la situación aludiendo a sugestión, ante lo cual Allardine le dijo que tuviera cautela y no olvidara que un hombre hace dos años hizo una promesa y desde entonces los persigue. Momento en que al capitán se le cortó la risa y dejó caer su botella, al ver que un hombre vestido de negro y con sombrero de puritano habÃa aparecido en la escalera, con dos pistolas en la mano, y diciéndole a los piratas que no se movieran. Eran alrededor de veinte rufianes y Kane sólo tenÃa dos pistolas, pero ninguno de los piratas querÃa ser el primero en morir, asà que no se atrevieron a moverse. “¿Cómo llegaste aquÃ?” Le preguntaron. “Atravesé la densa niebla deslizándome silenciosamente entre los guardias del exterior, y al guardia de esta entrada lo envié a rendir cuentas con Dios con mi espada sin que lo sintiera”. Contestó. Hardraker preguntó qué querÃa, y Kane respondió que hace dos años en el Caribe hundió un barco donde viajaba una jovencita que conoció desde que era una niña, quien cuando el barco en que viajaba se rindió padeció de su perversión antes de ir al Cielo. Y él, Kane, era un gran amigo de su padre, quien al enterarse del destino de su hija enloqueció, y ante la falta de otros familiares de la joven asumió como su deber la labor de vengarla, dicho todo eso mientras apuntaba con una pistola a Hardraker y con la otra al resto. Hardraker le dijo a Kane que era un cobarde, ya que pese a tal vez merecer morir, por no darle la oportunidad de defenderse todos sabrÃan que es un cobarde, y cuando le disparara, marcharÃa él a la eternidad sabiendo que lo era.
Kane era un hombre resuelto y sólo tenÃa un punto débil que era su vanidad, y es que pese a nunca presumirlo se enorgullecÃa de su valor, por lo cual al tratarlo de cobarde el villano rompió su blindaje. Dijo Kane entonces en consecuencia: “Dios sabe que no te la mereces, pero te daré la oportunidad, escoge tus armas”.
La habilidad de Kane con la espada era legendaria al igual que su punterÃa con la pistola, por lo cual el pirata escogió cuchillos. Kane ordenó soltar a los prisioneros, y lo primero que Jack hizo fue decirle a la muchacha que huyera, pero Kane dijo que no porque ella no podrÃa escapar de los guardias del exterior. Acto seguido Kane le entregó sus armas a Jack y le dijo que se ubicara con la muchacha en la escalera, luego se despojó de su cinturón y chaqueta, y la última indicación que le dio a Jack fue que si algún pirata hacia algo, le disparara, y que si él caÃa en la justa, intentara huir con la muchacha como pudiera.
De ese modo comenzó el duelo iluminados por el farol del techo, en el cual tras ataques y esquives llegó el momento cúspide, pues la naturaleza de cuchillos y puñales hacen que las peleas sean breves. Hardraker atrapó la muñeca armada de Kane y arremetió contra su vientre con la daga, ante lo cual Kane agarró su muñeca deteniéndola a centÃmetros de su cuerpo estableciéndose entonces una prueba de fuerza. Hardraker por su parte era un hombre fuerte, y se enorgullecÃa de eso, pero sorprendentemente Kane lo equiparaba comenzando a bacillar en consecuencia el pirata ante la fuerza del puritano, momento en que Kane apuntó su puñal al cuerpo de Hardraker, comenzando el pirata a ceder poco a poco reclinándose sobre una mesa, y Kane se abalanzó sobre él con una mano sujetando la muñeca del pirata y con la otra empuñando su arma hacia el rufián. Y de ese modo la mano de Kane comenzó a descender, centÃmetro a centÃmetro, hasta sumergirse en el pecho del villano, escena ante la cual Mary se dio vuelta para no ver cómo el puritano hundió su puñal en el corazón de pirata, obteniendo de aquel modo la victoria…
Resumen de Alberto Salgado.
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