El Pozo y el Péndulo
Parte I
Edgar Allan Poe
Nos encontramos en Toledo, España, en una de las épocas más convulsionadas de la historia occidental. Napoleón, ya tuvo el encuentro con su amigo el Sol en Austerlitz, y antes las cabezas de los aristócratas franceses fueron separadas de sus cuerpos en la guillotina. Pues sí, en Francia se habla sobre razón y virtud y el concepto de ilustración encabeza todos los debates, ya que el mundo de las iglesias y los sacerdotes ha quedado en el pasado… en La Edad Media, y hablar sobre providencia y divinidad es sinónimo de ignorancia. Sin embargo este relato transcurre en Toledo, lugar donde la iglesia aún es parte del estado y la palabra de los sacerdotes continúa siendo ley. Además la Santa Inquisición todavía opera en Toledo, y a través de los años, esa institución ha ido perfeccionando y sofisticando cada vez más su eficacia y crueldad en la actividad de castigar a infieles, blasfemos, y herejes. Y es que… la mente humana puede ser muy creativa cuando se lo propone, y a través de los años y la práctica, la Inquisición ha convertido el ejercicio de desparramar sufrimientos invivibles en un sofisticado arte…
“¡Culpable!” Dijo el Inquisidor. Ante aquella terrible sentencia, el narrador entró en una crisis desmayándose de miedo, debido a ser sabedor que si la iglesia te sentencia no sólo quiere eso decir que te van a matar, sino también que antes de matarte te torturarán y no te concederán la paz y el consuelo de la muerte, hasta después de haberte hecho experimentar la más horrenda y cruel de las experiencias.
Luego, cuando recobró el conocimiento, no abrió sus ojos ya que tuvo miedo de hacerlo, y navegó con su mente en lucubraciones que nadie merece pensar intentando imaginar el terrible castigo que le habían preparado los sacerdotes, pero al no ser capaz de hacerse una idea decidió al fin abrir sus ojos, pero pareció como si no lo hubiera hecho, ya que no pudo ver nada debido a que estaba en medio de una hermética oscuridad.
Ayudado por el tacto, avanzó hasta que se topó con una pared, y al comenzar a recorrerla guiado por sus manos se preguntaba en qué clase de lugar se encontraba, y sobre todo el porqué lo dejaron ahí, ya que cuando la Inquisición te sentencia te ejecutan el mismo día, ¿Acaso lo habrían encerrado en una celda y no lo ejecutarían hasta después de algunos días o semanas?, o será que tal vez lo habían encerrado allí para que sufriera una lenta y espantosa muerte por inanición. Avanzó de ese modo siguiendo la pared para hacerse una idea de la dimensión del calabozo donde se encontraba, dejando un trozo de género en un punto para enterarse cuando diera la vuelta completa, pero de repente una inexplicable fatiga lo abrumó haciéndolo caer en un profundo sueño.
Cuando despertó, al tantear con sus manos, de manera inexplicable encontró un trozo de pan y un cántaro de agua, del cual comió y bebió, y luego continuó recorriendo la pared hasta dar la vuelta completa contando cien pasos, pero la estructura del calabozo no era circular ya que en algunos puntos del recorrido se encontró con ángulos. Decidió entonces intentar cruzar el calabozo para hacerse una idea de qué había en el centro, pero sólo avanzó unos pasos cuando se resbaló tropezándose, y al caer se dio cuenta que parte de su cabeza no chocó contra ningún suelo, y al tantear se percató que se trataba de un pozo al cual a poco estuvo de caer de no haberse tropezado. Con sus manos desprendió un fragmento de la mampostería del pozo y lo arrojó al vacío, para con el sonido de su caída hacerse una idea de cuán hondo era, y fue bastante desconsolador hacerlo, pues al escuchar el fragmento caer en el fondo asumió que de haber caído ahí, no hubiera muerto con el impacto pero sí habría quedado lo suficientemente herido como para no poder subir después, ante lo cual decidió alejarse de ahí.
De nuevo sufrió una intensa fatiga al llegar a la pared cayendo en un profundo sueño, y al despertar otra vez de modo inexplicable había un trozo de pan y un cántaro de agua a su lado. Sentía una sed incontrolable, así que bebió el agua, y al hacerlo entendió que seguro estaba mezclada con alguna especie de droga, ya que al terminar de beber cayó dormido en un más profundo sueño que las veces anteriores…
Al despertar, comprendió que su cálculo de las dimensiones del calabozo donde se encontraba no fue acertado ya que este era algo más pequeño. Supuso entonces que su error de cálculo se debió a que cuando comenzó a contar, llegó a cincuenta y dos pasos antes de quedarse dormido la primera vez, y al despertar contó otros cuarenta y ocho. Pero seguro lo que sucedió fue que los cincuenta y dos los contó con la pared a su derecha, y al despertar por lo desorientado que se encontraba contó los otros cuarenta y ocho con la pared a su izquierda, y también se sorprendió al ver que la forma del calabozo era cuadrada ya que los ángulos eran rectos. Y pensaba en eso, concentrado, como cuando despiertas de una pesadilla e intentas mantener tu mente ocupada en algo intrascendente para olvidar la mala experiencia, y tan concentrado, en lo curioso que es el modo de percibir el mundo cuando estás a oscuras, que tardó un tiempo en entrar en razón… ¡Demonios!, ¡Qué habrá sucedido mientras dormía!, ahora podía ver, el calabozo estaba iluminado…

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