Resumen de Sombras Rojas de Robert Howard - Parte I

Sombras Rojas

Parte I

Robert Howard


El puritano llevaba millas caminando entre brumas engañosas y árboles sombríos, cuando sintió un leve olor a humo en el ambiente, y al poco se detuvo ante unos árboles sintiendo una amenaza, así que llevó su mano a la empuñadura y sigilosamente se acercó a los árboles oteando en la oscuridad, cuando apartó la mano de su empuñadura al ver que se trataba de una muchacha tendida. A quien le preguntó: “¿Quién te ha lastimado?” Con dificultad la muchacha alzó su vista hacia él. Y musitó: “¿Quién eres?” “Sólo un trotamundos”. Contestó. Acto seguido la ayudó a sentarse, y al pasar su mano por el pecho de la joven comprobó que sangraba. Le pidió que le contara lo que sucedió, diciéndole la muchacha que Le Loup y sus hombres asaltaron su aldea emplazada a una milla de allí, robando, incendiando, y asesinando, y que ella consiguió huir, pero Le Loup la persiguió, la alcanzó, la tomó, y luego de ello la apuñaló, y tras decir lo último la joven falleció.


Se incorporó entonces Salomon Kane, asumiendo que a eso se debía el humo, y tras aquello decidió comprometerse en la empresa de vengar la muerte de esa joven inocente. Diciendo: “¡Alguien morirá por esto!”



Tiempo después, en una guarida unos hombres discutían sobre Solomon Kane, uno tachándolo como un demonio del Infierno y el otro como una persona común quien podría morir con un disparo o una estocada, argumentando el primero las muertes de tres de los suyos ante la espada del puritano en la montaña.


Le Loup, era el segundo argumentador, quien se preguntó dónde se encontraría el puritano en ese momento, ante lo cual el primer argumentador de nombre Le Mon, tras repetir que proviene del Infierno, dijo que al parecer Solomon Kane como perseguidor era un lobo más feroz que él (* “Lobo” se traduce como “Loup” en francés). Acto seguido le recordó a sus tres camaradas encontrados muertos, Jean, con su propio puñal enterrado, Juan el Español, gravemente herido, quien antes de morir les dijo que Salomon Kane era el demonio que les estaba cazando, y La Costa, un gran espadachín, acuchillado sobre un risco. Momento en que fueron interrumpidos por un ruido, y ambos al girarse vieron una sombra tambaleándose y apoyándose sobre una mesa en la entrada de la gruta.


Le Loup se puso en pie maldiciendo, y le preguntó dónde estaban los demás al que llegó. “Todos muertos”. Contesto el convaleciente. Ante lo cual Le Loup con total ausencia de empatía a su condición y con tono violento le pidió detalles.


Le dijo el hombre herido, que fueron a la choza del ermitaño para robarle su oro. Y al llegar, los demás entraron a la choza, y él se quedó fuera vigilando, cuando al poco la choza reventó en una explosión y una lluvia roja tiñó el valle, lluvia roja que era de la sangre de los demás, y entre ella apareció caminado Salomon Kane junto al ermitaño. Entonces él escapó, y Kane lo alcanzó e hirió, pero consiguió huir al final. Y tras decir eso, cayó desplomado en el suelo, muerto.


Acto seguido llegó un bandido a quien apodaban, “Rata”, a la guarida, y Le Loup al asimilar que toda su banda había sido destruida por Kane quedándole sólo Le Mon y Rata, envió a Le Mon en la entrada a vigilar, y le consultó a Rata qué podrían hacer. Recibiendo por respuesta: “¡Huir!” Ante lo cual Le Loup le dijo a Rata que tomasen las joyas y el oro y se marcharan por el pasadizo secreto… “¿Y Le Mon?” Consultó Rata. Contestando Le Loup: “¿Por qué dividir el tesoro en tres?”


Acto seguido apuntando Rata al muerto en el suelo, dijo que seguro Solomon Kane lo venía persiguiendo, ante lo cual comenzaron a vaciar los cofres lo más rápido que pudieron para marcharse de inmediato, y al terminar. Dijo Le Loup: “Queda un cofre sin abrir”. Señalándolo. Y al girarse Rata hacía ese cofre, Le Loup con un felino movimiento le enterró su cuchillo por la espalda, cayendo Rata desplomado. Diciendo Le Loup tras su asesinato: “¿Por qué dividir el tesoro en dos?” Dirigiéndose entonces hacia la salida, pero se detuvo y retrocedió al ver una sombra en el umbral, y al segundo comprobó que no era una sombra sino un hombre vestido de negro, envuelto en una apariencia fantasmagórica por el resplandor de la débil vela que alumbraba la guarida. Preguntó Le Loup por el vigia en la entrada. Contestando el puritano: “Pronto te reunirás con él”.


Le Loup acostumbraba ser temido por quienes tuviera en frente, pero en aquella ocasión por primera vez experimentó lo contrario, pues ese hombre lo intimidaba. Rio burlescamente para darse valor a sí mismo, y le preguntó al hombre si él era Salomon Kane, a lo cual el hombre respondió afirmativamente, anexando la pregunta de que si estaba listo para ir a reunirse con Dios, ante lo cual Le Loup le dijo que tenía para él la misma pregunta, momento en que Kane rectificó diciendo que formuló mal su pregunta, pues debería haber consultado si estaba listo para ir a reunirse con su amo el Diablo…




Resumen de Alberto Salgado.

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