Aceite de Perro
Ambrose Bierce
El narrador se llama Boffer Bing, quien era hijo de padres humildes, su papá se dedicaba a fabricar aceite de perro, y su mamá en un local cerca de la iglesia del pueblo practicaba abortos. Y él, desde su adolescencia ayudaba a sus padres ocasionalmente, a su papá a capturar perros, y a su mamá a deshacerse de los, restos, de su trabajo. Y ambos negocios eran de naturaleza clandestina, lo cual era contraproducente, ya que con el aceite de perro los médicos hacÃan medicinas que ayudaban a los enfermos, y su madre por su parte solucionaba los, problemas, de descuidos de las hijas de las familias del pueblo.
Una noche, yendo del local de su madre con un bebe muerto, al pasar por la fábrica de aceite vio a un guardia vigilando fuera, ante lo cual para eludirle debido al cadáver diminuto que llevaba, se escabulló entrando a la fábrica por la puerta lateral y la cerró rápidamente.
Se sentó a esperar a que el guardia se fuera, su padre ya se habÃa ido a casa a descansar, y como siempre habÃa dejado el fuego encendido calentando el caldero donde metÃa a los perros para hacer el aceite, y él, como siempre, iba rumbo al rÃo a votar un pequeño cadáver.
Al caer la noche, no se atrevió a salir, temeroso que el guardia aún estuviera fuera, y en esa instancia se le ocurrió una idea para salir del lio, pues en el caldero el cuerpo se desintegrarÃa, y supuso que su padre no sabrÃa distinguir entre los huesos de un perro y los de un bebe humano…
…
Al dÃa siguiente, su padre le comentó que habÃa conseguido el mejor aceite que nunca hizo, asà lo percibió él, y asà se lo hicieron saber los médicos que se lo compraron. Ante aquella situación, consideró el narrador su deber comentar lo que sucedió, información ante la cual sus padres decidieron fusionar sus quehaceres dejando al narrador sin ocupación, ya que su padre no necesitarÃa de más perros, y su madre no necesitarÃa volver a deshacerse de cadáveres de bebe, y es más, su madre trasladó su negocio a la fábrica, donde no sólo se abocó a abastecer a su esposo con cadáveres de bebes no deseados, pues cuando no tenÃa un aborto que realizar recorrÃa los caminos en busca de niños perdidos, ya crecidos, para con engaños llevarlos a la fábrica de donde no volvÃan a salir.
…
Con el tiempo, un dÃa en el pueblo se celebró una asamblea, en la cual la ciudadanÃa convino restricciones para sus padres en sus labores, ante lo cual, sabedor el narrador de la tensión entre sus padres que dichas normas causarÃan, decidió alojarse esa noche en el establo fuera de la fábrica de aceite.
Despertó a media noche, y por un impulso se levantó y fue a espiar a la fábrica por una ventana, viendo que uno de los cadáveres hervÃa lentamente mientras su padre con rostro de enfado hacÃa un nudo a una soga. De pronto entró a la sala su madre con un cuchillo, y sin dialogo como demonios comenzaron a combatir, su madre intentando apuñalarlo y su padre intentando ahorcarla.
La lucha cesó cuando el cuchillo de su madre entró en contacto con el pecho de su padre, quien, “su padre”, al sentir que la muerte se acercaba, abrazó a su madre y se precipitó con ella al interior del caldero donde ambos desaparecieron.
…
El narrador tuvo que mudarse, sabedor que al enterarse la comunidad del oscuro secreto de sus padres, los vecinos le cerrarÃan sus puertas para cualquier cosa y tal vez incluso lo podrÃan linchar. Hoy, el narrador vive en la ciudad de Otumwee, lleno de remordimiento, asumiendo que el haber confesado su acto con el cadáver de un bebe no deseado en un momento de apuro, conllevó a sus padres a caer en la locura y a fundirse en… aceite de perro.
Resumen de Alberto Salgado.
Publicar un comentario