Resumen de Dagón
Howard Phillips Lovecraft
Es de noche, el narrador se encuentra en una habitación de hotel y está a poco de suicidarse. Se pretende arrojar por la ventana, pero antes ha decidido escribir un testimonio que explique la razón por la cual se quitará la vida. Dice estar muy perturbado mentalmente, y debido a ello se ha convertido en drogadicto, ya que sólo en la morfina puede encontrar un modo de soportar el peso de los recuerdos que atormentan su existencia.
En su relato dice que sirvió en la armada británica durante La Gran Guerra, y que su barco fue capturado por los alemanes convirtiéndose él y sus camaradas en prisioneros de guerra. Cinco días después consiguió escapar del barco alemán en un bote con agua y provisiones para varios días, y en esas circunstancias estuvo a la deriva en la mar durante algunas jornadas, desorientado, calculando sólo por las estrellas que estaba algo al Sur del Ecuador. Hasta que un día se sumió en un profundo sueño, y cuando despertó, vio que su bote estaba atrapado en una especie de lodazal viscoso y negruzco. En aquella superficie había varios peces muertos, y otros animales marinos que no consiguió reconocer, visión ante la cual sintió más espanto que asombro, y tras un momento de meditación concluyó, o supuso mejor dicho, que el fondo oceánico tal vez por alguna conmoción volcánica había emergido a la superficie, habiendo estado atrapada esta región durante incontables milenios bajo las aguas.
A la mañana siguiente, habiéndose el barro endurecido haciendo el suelo transitable, en medio de un insoportable hedor a pescado en descomposición, decidió explorar. Se dirigió al Oeste rumbo a una colina que se divisaba en la distancia, y tras una larga marcha al llegar a los pies de aquella colina comenzó a subir de noche al amparo de la Luna, encontrándose entonces con una piedra de gigantescas dimensiones que por su forma asumió no era obra de la naturaleza, y al examinarla de cerca vio que era un monolito ciclópeo tallado cubierto por jeroglíficos con motivos marinos. Los dibujos eran de seres acuáticos, muchos de estos desconocidos, y otros eran representaciones de humanos, o más que humanos, de seres que parecían humanos pero con rasgos de peces. Ante lo cual asumió estaba frente a un arte creado por una civilización, de la cual su último miembro debe haber muerto antes del nacimiento del primer neandertal.
De repente, vio aparecer un ser que saltó sobre el monolito que era enorme y tenía una morfología pesadillesca, quien rodeó el monolito con sus brazos escamosos emitiendo un grito espeluznante. Salió arrancando debido al espanto que sintió al ver la criatura, sea lo que sea, corriendo de regreso al bote que arrastró hasta el agua, y tiene la noción que estalló una tormenta en aquel momento, y luego perdió el conocimiento un poco después de hacerse a la mar.
Despertó en un hospital de San Francisco ya que un barco estadounidense lo rescató, y al preguntar al capitán por la isla misteriosa este le respondió no saber nada al respecto, y el narrador no quiso insistir, ya que aquel capitán no le creería si le contaba su historia. Entonces, atormentado por los recuerdos que no sabe si son reales o producto de su imaginación, pues ir a la deriva en la mar te puede jugar una mala pasada en la mente, además del Sol abrazador que padeció en aquellas jornadas, se convirtió en drogadicto para dejar de recordar. Y en sus estudios al respecto llegó a asociar al monstruo que cree haber visto, con el dios pez de las leyendas filisteas llamado Dagón.
De ese modo continuó escribiendo, cuando comenta que de pronto escuchó un ruido en la puerta, y que al ser esta forzada, vio una mano… la mano del monstruo, la mano de Dagón.
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