El Signo Amarillo
Parte II
Robert Chambers
Fue una intensa noche la que prosiguió al primer suceso, en la cual tuvo una pesadilla, y al despertar con la luz del dÃa ingresó Thomas a su departamento quien era el botones del edificio y le traÃa el Herald, “periódico local”, informándole para su sorpresa que el terreno adyacente, el de la iglesia, habÃa sido vendido. Se alegró por eso, aunque su problema no era con la religión ya que era un creyente y buen cristiano, sino su problema era en especÃfico con esa iglesia, porque consideraba que el órgano sonaba inquietante y el tono del predicador era molesto.
Le consultó entonces asomándose a la ventana y viendo a la persona de rostro desagradable, si sabÃa algo acerca de ese sujeto, a lo cual Thomas al acercarse a ver por la ventana le respondió que se trataba del sereno de la iglesia, agregando que le caÃa mal, a tal punto que un dÃa lo golpeó. El narrador le pidió detalles, a lo cual con vergüenza por su hostil comportamiento de esa ocasión, le confesó el botones que fue una noche en que volvÃa al edificio junto a unos amigos, cuando al pasar por la iglesia estaba esa persona en la entrada mirándolo con un rostro insultante, debido a lo cual lo encaró, y al no obtener respuesta le dio un puñetazo, pero el sereno no se defendió, y luego cuando lo agarró de un brazo retorciéndole una mano se le desprendió un dedo, ante lo cual junto a sus acompañantes salieron arrancando de miedo, ya que él no le arrancó el dedo sino que este se le desprendió solo, y además cuando lo golpeó, el contacto de su puño con la piel de aquel sujeto fue repulsiva, como si su piel no fuera piel sino algo distinto, “sumado al detalle del dedo”. Asà que ahora lo evita, y desea no volver a topárselo, por lo cual también le alegraba que la iglesia fuera cerrada.
Cerca de las 9:00 AM llegó Tessi, y tras saludarla se puso en posición y comenzó a trabajar en una nueva tela, y mientras trazaba las primeras lÃneas, Tessi le comentó que durante la noche después de irse de su casa se juntó con unas amigas para salir de fiesta, y que conoció a un muchacho con quien estuvo coqueteando. La interrumpió el narrador en ese momento, intentando en un sentido casi paternal aconsejarla, para que algún hombre con malas intenciones no se fuera a aprovechar de ella, pero Tessi le dijo que no debÃa preocuparse, ya que no era tan ingenua como para que alguien se aprovechara de ella. Entonces el narrador volvió a lo suyo, meditando para sà mismo en que conocÃa a Tessi desde hace tres años cuando ella aún era menor de edad, y que no se habÃa dado cuenta debido a que la veÃa casi a diario de cómo se habÃa convertido ahora en toda una apuesta mujer. En definitiva, sentÃa un cariño casi paternal por ella, le deseaba lo mejor, y temÃa perderla, pero también consideraba que serÃa mejor para ella cazarse con un buen esposo, en lugar de continuar posando para él por unas cuentas monedas.
Luego al momento del descanso mientras fumaban, le contó él que tuvo un sueño extraño cuando se acostó después que ella se fuera la noche anterior. Y es que soñó exactamente lo mismo que ella… que él iba dentro de una caja oblonga en una carrosa fúnebre, pero podÃa ver alrededor como si el ataúd y el carruaje fueran trasparentes, y que la vio a ella al pasar por su casa asomada en la ventana. O sea, que fue la misma escena del sueño de Tessi, pero mirada desde la perspectiva de él estando encerrado dentro de la caja oblonga.
Tessi comenzó a llorar entonces, y él la abrazó intentando consolarla diciéndole que no temiera, que su sueño fue influido seguro por lo sucedido antes de acostarse y que no habÃa nada de que alarmase. Ante lo cual le dijo Tessi que no lloraba por ella, sino por él, pues no querÃa que le pasara algo malo ya que lo amaba. Sorprendido por la declaración, comenzó a pensar en qué decirle para hacerla entender que ella era una dulce señorita con toda una vida por delante, asà que no debÃa enamorarse de un viejo como él. Pero, antes de decirle nada, de modo inconsciente sus miradas se buscaron entre el abrazo, sus cabezas se acercaron, y sus labios se unieron.
Tal vez fue una linda experiencia aquel tierno y dulce beso para Tessi, pero a él le rompió su alma. En consecuencia esa noche salió a caminar para aclarar su mente, y reflexionando entre las frÃas calles se dio cuenta que… también la amaba. No se podrÃan cazar por un asunto ético, pero en lujar de alejarse continuarÃa viéndola, aunque tratándola sólo con afecto y manteniendo las distancias. Ya que si él se alejaba, ella sufrirÃa, pero si ella se alejaba, él lo aceptarÃa, por lo cual para no hacerla sufrir, decidió no hacer nada y seguir como siempre, ya que con el tiempo ella entrarÃa en razón, se aburrirÃa de él, y buscarÃa a un joven de su edad con quien asentar cabeza.
Al finalizar su paseo nocturno llegando de regreso al edificio, vio que el hombre extraño estaba parado fuera de la iglesia y mirándolo fijamente. Pensó en ir a encararlo para que lo dejara de hacer, pero al final decidió mejor pasar de largo ignorándolo, y al hacerlo, el hombre extraño le preguntó algo que lo incomodó…
Luego recuerda que le costó dormir esa noche, ya que las nauseabundas palabras del hombre extraño retumbaban en su interior. Y la pregunta que le hizo. Fue: “¿Has encontrado el signo amarillo?, ¿Encontraste el signo amarillo?”

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