Los Ojos de la Pantera
Ambrose Bierce
Un hombre y una mujer estaban conversando sentados al atardecer, el hombre, de nombre Jenner Brading, y la mujer, de nombre Irene Marlowe. Y la doncella era hermosa, pero lo que más en ella llamaba la atención eran sus verdes ojos grisáceos de particular naturaleza. Estaban enamorados, pero ella le decÃa a él que no se podÃa cazar, pese a que lo amaba, ante lo cual Jenner se levantó sin soltar sus manos y le exigió conocer la razón.
Tras un lapso, le dijo ella que la razón es que estaba loca, sorprendiéndolo lógicamente a él ya que más que una razón asumió aquello como una excusa improvisada. Tras un silencio, agregó ella que en realidad, locura, es el fallo que darÃan los médicos, pero en realidad su situación era de, posesión, finalizando su intervención con una invitación a él a sentarse para escuchar su historia. Ante lo cual Jenner se sentó, y atentamente la escuchó en silencio. Y la historia que Irene le contó, fue sobre una cabaña de madera en el bosque, en la cual Charles Marlowe era el hombre de la casa, quien vivÃa ahà con su esposa y pequeña hija. Y sucedió un dÃa que Charles tomó su rifle con intención de salir a cazar, ante lo cual su esposa le dijo que no fuera pues tenÃan carne suficiente, y además habÃa tenido un sueño terrible que la hacÃa intuir de que si salÃa algo malo podrÃa suceder, pero Charles en lugar de dar valor a la advertencia de su esposa se echó a reÃr e ironizó con la situación. Y acto seguido la mujer cedió a las bromas de su esposo, quien tras ponerse su gorro de piel de mapache se despidió de su esposa e hija.
La mujer pasó el dÃa en sus quehaceres, luego preparó la cena, y luego acostó he hizo dormir a su hija, cuando al poco el fuego de la chimenea se apagó quedando la casa sólo iluminada por una vela, la cual puso cerca de la ventana semiabierta como señal de bienvenida para cuando su esposo volviera, pero al poco el sueño la venció asà que se recostó al lado de su hija, y la vela se consumió. Soñó que tenÃa otra hija, quien estaba en su cuna con el rostro tapado, y al descubrirla vio que su rostro era el de un animal salvaje, despertando de un sobresalto entonces en la oscuridad. Influida por el sueño, tocó el rostro de su hija, y al sentir que todo estaba bien y que estaba fuera del sueño la tomó embrazo, momento en que se percató que habÃa dos objetos que resplandecÃan en la oscuridad. Intentó tranquilizarse pensando que eran carbones encendidos, lo cual le produjo un efecto contrario al recordar que la chimenea no se ubicaba en aquella dirección, además que los objetos estaban demasiado elevados al nivel de su mirada. Y era, la dirección de la ventana que dejó semiabierta, especulando entonces que se trataba de una pantera que la observaba como comida, llevándola aquello a sentirse asustada e indefensa. Y en su temor, desesperó, y en acto reflejo comenzó a esperar el ataque de la bestia con la bebe entre sus brazos.
Horas después al regresar Charles a la cabaña esa noche con un ciervo al hombro, se sorprendió que la puerta estuviera trancada y que su esposa no contestara a su llamado. Dejó el ciervo en el suelo y fue a ver la ventana, que estaba abierta, e ingresó por ella escuchando unos pasos sigilosos en la maleza del bosque, encendió una vela, y vio a su esposa apoyada contra la pared aferrando a su hija, y al acercarse, ella se levantó y comenzó a reÃr con una risa enfermiza sin alegrÃa, y al extender él sus brazos para tomar a la bebe, comprobó que estaba muerta, asumiendo que asfixiada por el fuerte abrazo de su esposa.
De ese modo concluyó Irene su relato cuando ya habÃa comenzado a oscurecer, y ambos permanecieron en silencio, él, no entendiendo la relación del relato con su negación a casarse, y ella, sumida en sus pensamientos. Hasta que Jenner dijo que es una historia triste, y tenÃa entendido que Charles es su padre, consultando lógicamente por ella. A lo cual le contestó Irene que, ella, es la segunda hija, quien nació meses después de esa fatÃdica noche, pues pese a la culpa y el remordimiento su madre vivió hasta dar a luz.
Jenner comenzó a lucubrar en sus pensamientos, que en aquellos tiempos eran comunes las historias sobre encuentros nocturnos con seres extraños en los caminos solitarios, y también la leyenda de una pantera que observaba a la gente desde las ventanas, suponiendo que Irene en su mente adoptó esas leyendas como suyas. Y concluyó, aunque de modo parcial, que algo de locura sà habÃa en ella, pero no la suficiente como para rechazarlo, pues más que locura en sÃ, asumió que ella sólo tenÃa una imaginación aguda y recuerdos desordenados.
En ese momento sorprendiéndolo mucho, ella se puso en pie y se deslizó entre los árboles en dirección a la casa donde se crio con su padre. Mientras él, anonadado, sólo la observó en silencio hasta que se desvaneció su silueta entre las sombras, y luego vislumbró unos ojos brillantes un instante fugaz, a lo cual corrió tras ella gritando que tuviera cuidado pues habÃa visto a… la pantera. Y la persiguió, hasta que vio a la joven perderse tras la puerta de su casa del bosque, viéndose obligado entonces a aceptar el rechazo.
Jenner, tenÃa su despecho en el pueblo pero una casa como segunda morada en el bosque. Y se rumoreaba en el pueblo, que habÃa sido rechazado en su propuesta de matrimonio por la hija del anciano Charles a quien dio muerte, lo cual sucedió una noche estando en su dormitorio, cuando despertó por un ruido. Se sentó en la cama y tomó su revolver, y divisó unos ojos de maligno resplandor en la ventana, ante lo cual sucumbió en el terror, pero consiguió superarlo apuntado y disparando contra la amenaza. En la oscuridad Jenner escuchó un salvaje grito de animal aunque de vocalización semi humana, y se levantó y salió de la casa para comprobarlo, encontrándose con unos hombres que venÃan corriendo desde la carretera quienes se acercaron alertados por el disparo, y tras escuchar esos hombres su relato de lo sucedido, entre todos otearon encontrando un rastro de sangre. Y en ese momento, ante la posibilidad de toparse con una pantera herida, debido a que no iban armados, los hombres no se atrevieron a entrar en el bosque, pero Jenner sà portando una linterna y su revolver, encontrando en un pequeño claro el cuerpo de su vÃctima, pero no era el de una pantera, sino el de… ella.
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